LA CODICIA EN EL PUNTO DE MIRA: ¿CAUSA O SINTOMA?

 LA CODICIA EN EL PUNTO DE MIRA:

¿CAusa o Síntoma?

Una visión crítica sobre el modelo de desarrollo y

el sistema consecuente que nos conduce hacia el precipicio

de nuestra “progresiva deshumanización”.

¿Somos tod@s suicidamente inconscientes, o conscientes, de cualquier forma corresponsables en el hecho sistémico de aprovechar las necesidades y debilidades de l@s otr@s, no tanto para ayudar y favorecer las soluciones que permitían o permiten atenderlos en sus carencias y circunstancias, sino que para el logro del mayor beneficio posible, económico o práctico, nuestro y de quienes conforman nuestro entorno de privilegio, familiar, de estatus o clase social?

Si; lo hemos sido y lo seguimos siendo, durante ya mucho tiempo. Posiblemente demasiado para conseguir revertir las CAusas o motivos de la inercia alcanzada y sus consecuencias, o Síntomas.

Porque…, ¿por qué nos cuesta tanto, incluso nos negamos a reconocer la verdadera naturaleza de las causas y aceptamos que sean los síntomas los que determinan nuestra conducta y actitud ante los problemas o consecuencias que -derivadas realmente de las causas- nos condicionan, limitan y atemorizan finalmente hasta la inmovilidad y el, consecuente, más profundo acatamiento de los síntomas como las causas que no nos atrevemos o permitimos aceptar como tales?

Esto es un hecho conocido y constatable y lo podemos observar a lo largo de gran parte del tiempo que conforma nuestra historia, aunque especialmente desarrollado desde el materialismo y el capitalismo dominante en el pasado siglo XX y definitivamente proyectado hacia un futuro, esencialmente consumista y “artificial” -la inteligencia de las cosas como paradigma-, en la veintena en curso del actual siglo XXI; constatable además en todos y cada uno de los espacios del desarrollo, sea industrial, económico o social y en sus columnas esenciales de actividad, de producción y de consumo: Alimentación, Sanidad, Economía, Educación.

¿Nos interesan realmente las causas de lo que nos afecta, o ya somos rehenes de la urgencia, de la inmediatez, del corto plazo en los resultados, de eliminar los síntomas como si realmente fueran las causas, para poder seguir en la carrera sin realmente saber si estamos en la dirección correcta, en la que nos conviene hacia un futuro de salud real, -no de enfermedad como negocio-, de armonía y justicia entre y para TOD@S, de desarrollo pero sostenible y comprometido con un camino de esperanza?

Y..., qué tiene que ver todo ello con las actuales circunstancias y el momento crucial que esta viviendo el animal que somos, el ser social que pretendemos ser y el ser humano que, como proyecto económicamente inviable, es decir, contrario a los intereses preferentes, objetivos, fines y misión de quienes manejan el timón de nuestro destino aquí en la tierra, estamos abandonando?

¿Podríamos emerger fortalecidos de este CAoS si fuéramos capaces de afrontar las causas que se encuentran en el mismo origen de este, sin confundirnos, ni dejarnos confundir con los síntomas, con las consecuencias que conllevan la existencia y desarrollo interesado de estas, procurando su eliminación o más conveniente corrección para el beneficio de la Gran Mayoría?

Porque veamos, preguntémonos, ¿es, por ejemplo, la Codicia, la ambición morbosa y desequilibrada, CAusa o Síntoma?

Pero CAusa o Síntoma…, ¿de qué?

Supongamos que, como aspecto de máximo interés para tod@s y preocupante actualidad, de LA INFLACIÓN, del aumento del coste de las cosas por lo que de la perdida de poder adquisitivo por LA GRAN MAYORÍA.

No, dirán un@s, la causa es la guerra en Ukrania.

¿Seguro que la guerra en Ukrania es LA CAUSA?

No, dirán otr@s, son los almacenes de las principales potencias del mundo repletos de armamento que hay que vaciar para seguir produciendo, la industria bélica es la causa.

¿Seguro que es la producción de armamento LA CAUSA?

¡No!

Más bien, GUERRA y ARMAMENTO son síntomas, así como la INFLACIÓN, son consecuencias de LA CAUSA que las origina.

Si, en el fondo, en los orígenes de nuestras conductas y actuaciones se encuentran las causas de los efectos y de las consecuencias que nos arrebatan la paz, la sana convivencia, el bienestar y la esperanza.

Por ejemplo, ¡si!,  LA CODICIA.

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